El ejemplo más claro es el del término fascismo. Mussolini lo definió en 1922 y es un concepto político correspondiente a un régimen concreto. Hoy día se usa como insulto polivalente, uniendo conceptos con muy poca o ninguna relación: ha terminado por significar autoritario. En ciertos discursos se pretende asimilar este autoritarismo a la derecha política cuando la realidad es que éste puede existir en todo el arco ideológico. Si autoritario era el franquismo, no digamos la Rusia leninista, la Cuba castrista o cualquier país comunista, aunque entre estos ejemplos hay diferencias abismales.