La máquina de invención de palabras sin ningún significado real trabaja a toda máquina. Muchas de ellos beben de la simplificación de conceptos que se han tergiversado mediante campañas o que se han repetido miles de veces. Para colar una nueva expresión se necesita que tenga una apariencia de término científico pero no signifique nada en realidad. Podríamos citar ejemplos conocidos como “memoria histórica”, “gobierno de cooperación”, o “despido en diferido”.

En este método se incluye el famoso "Perroflautés" o "Politiqués" de Fernando Díez Villanueva, una lengua que se usa para no decir nada.

Aún hoy se conserva el prestigio de las instituciones académicas, profesores y científicos. Para el público general, toda información proveniente de estas instancias está recubierta de una cierta respetabilidad, y le dan crédito.

Sin embargo, existe corrupción en el ámbito académico, especialmente de tipo ideológico, y se utiliza para deslizar ideas falsas y acientíficas como si fueran ciertas.