Utilización para beneficio propio de los problemas y sentimientos de minorías o grupos concretos, presentándose como su salvador y abogado.
Los partidos políticos tienen la costumbre de apropiarse de espacios políticos. Somos la izquierda ha sido un lema electoral reciente del PSOE apuntándose a ese valor en alza. Desde que la izquierda logró desacreditar el término “derecha” dándole un sentido peyorativo, ningún partido se ha atrevido a declararse en ese sentido excepto uno (con el resultado a la vista). En cambio todos pelean por ocupar la “moderación” y el “centro”. El electorado se identifica con estas etiquetas, olvidando que sólo son etiquetas, y que la ideología o los programas se demuestran con hechos a lo largo del tiempo, no con palabras. Al final, los partidos se terminan convirtiendo en marcas comerciales donde concentrar grandes principios a golpe de encuesta. La utilización del colectivo LGTBI por la izquierda es un buen ejemplo de este método.
Otros métodos de manipulación