Creación de un enemigo

Recurso al miedo y la rabia mediante la fabricación de una confrontación con algo que se presenta como el Mal



El miedo y la rabia son dos emociones básicas de nuestro cerebro reptiliano, su zona más antigua. Son muy poderosas y sólo las personas con un cierto índice de formación y educación filtran sus reacciones con el razonamiento. Al presentar al público un enemigo se excitan estas reacciones básicas, y se conecta fácilmente con la rebeldía, la desesperación y el inconformismo. Algunas ideologías explotan estos mecanismos emocionales para atraer a cierto tipo de personas mediante una visión dialéctica del mundo, consistente en una lucha sin cuartel entre grupos, donde siempre hay opresores y oprimidos. En el fondo late el recurso a la violencia, implícita o explícita, puesto que la convivencia se presenta como una lucha, no como un camino de entendimiento y colaboración.

En una época de paz como la actual y en el contexto de un mundo rico donde los problemas reales se desdibujan en una sociedad consumista y hedonista, la presentación de estas "luchas" pueden llegar a ser muy atractivas, porque dan sentido a vidas que de otro modo serían aburridas e insulsas.

La dialéctica empezó por la lucha de clases, que se convirtió en el conflicto tradicional por antonomasia. En la actualidad se ha extendido a otras: el sexo (que denominan género por cuestiones ideológicas), las minorías étnicas y culturales, las razas y la orientación sexual. Se crea el concepto de Patriarcado que implica violencia estructural.

El método se desarrolla generando un rechazo hacia algo o alguien de quien se construye un retrato malvado. Se provoca así la antipatía hacia el adversario, adjudicándole características que inspiren repulsa, como la mala intención, la falta de ética, la corrupción o culpándole de un problema. Las acusaciones suelen tener parte de verdad, pero ésta se magnifica y se saca de contexto.

La nueva izquierda se mueve cómodamente en estos presupuestos del conflicto, pero es igualmente utilizada por la derecha, con menos éxito.


Entonces, ¿si todos los partidos acusan a alguien de ser el enemigo, a quién creo?

Es una dinámica de la partitocracia el invitar a la gente a meterse en un bando concreto y enfrentarse al otro bando, que ya se encargan ellos de identificar. Los enemigos de la sociedad son quienes se aprovechan de ella para su interés particular, normalmente ganar dinero de forma indebida o inmoral. Para contestar esta pregunta no hay más remedio que fijarse en los hechos que podemos obtener de medios de comunicación y de las redes sociales. Pero como las informaciones están llenas de mentiras, medias verdades y opiniones, hay que desarrollar una visión crítica al leerlos y entresacar aquello que no es opinión gratuita ni fabricación partidista.

Por ejemplo: las sentencias judiciales contienen hechos. Son una buena fuente de información veraz, especialmente si las leemos en su fuente original y no tamizadas por medios de comunicación poco fiables.

Las acusaciones que se basan en mitos y en términos emocionales suelen pertenecer a este método de manipulación. Ejemplos claros de esto son las muy de moda acusaciones de "fascismo", así como las de "comunista". Basar una campaña política en este tipo de palabras denota una voluntad de manipulación manifiesta, y una ausencia de proyecto político real, pues su única función es rebuscar entre los rencores históricos y los prejuicios, y alejarse de cualquier razonamiento basado en realidades.




Otros métodos de manipulación

Ciudadano Crítico