Todo lo que la tradición y la ciencia han establecido como bueno o conveniente para el ser humano, este método de manipulación pretende anularlo y poner en su lugar los bajos instintos que toda persona tiene por naturaleza. La educación, antaño, consistía en enseñar a la persona a autocontrolar sus instintos, a tender a lo bueno (el amor, la compasión, la belleza, la solidaridad, el sacrificio, la perseverancia, el respeto por los demás y por sí mismo, etc.). Este nuevo método de manipulación, basado en el relativismo como marco, llama a ignorar esas enseñanzas milenarias y a dejarse llevar por el instinto, el yo, el narcisismo, el placer instantáneo. Así, promueve la dejación de las responsabilidades y a «vivir el momento». Se obsesiona en los derechos del yo, y desprecia los derechos de los demás si no se ajustan al yo. En definitiva, es un método que destruye moralmente a las personas incitándolas a vivir según sus pulsiones más primarias, haciéndolas creer que eso les hará más libres y felices, cuando la realdiad es la contraria. Es un método fácil de implementar ya que a su favor juegan los instintos que tiene la persona inculta, inexperimentada o de carácter débil, sin necesidad de hacer ningún trabajo de adoctrinamiento.
Para la implementación de este método es importante fomentar un contexto de desarraigo: destrucción de la familia como centro de la sociedad, división de sus miembros, soledad y búsqueda de la sociabilidad en grupos identitarios o minorías politizadas.