Actuación impostada y falsaria
Consiste en decir lo que le conviene en cada momento al hablante para quedar bien frente a la audiencia, sea verdad o mentira, sin ningún recato ético, moral o de honor. Se inventan hechos, cifras o lo que sea menester. Se cambian versiones, se niegan declaraciones o se justifican con otras mentiras. Para este método de manipulación se necesitan portavoces que ni tan siquiera pestañeen cuando mientan o que se crean sus propias mentiras. Por más simple que nos parezca este método, es con mucho el más utilizado en la actualidad y, al parecer, el de más éxito. El desparpajo y la osadía hacen verosímil lo inverosímil.
En un pasado no tan lejano muy pocos tenían las agallas o la desvergüenza de mentir en público, con luz y taquígrafos. Pero hoy hay políticos, periodistas y otros profesionales dispuestos a ello principalmente por dinero.
Dependiendo de la ocasión, asistimos a una apariencia de seriedad, ademanes solemnes, rictus tranquilo, y un comportamiento seguro y aplomado, o a un debate acalorado, reproches y acusaciones. Gran parte del discurso actual no es lenguaje directo sino frases biensonantes, muchas veces en medio de espectáculos televisivos donde se teatraliza una lucha de buenos y malos.
Otros métodos de manipulación