Tema: Asalto al poder judicial

El asalto político al Tribunal de enero de 2023

El gobierno de Pedro Sánchez ha recibido varios varapalos del Tribunal Constitucional. Los dos más importantes fueron las declaraciones de inconstitucionalidad de los dos estados de alarma declarados en la pandemia de coronavirus (en connivencia con el PP) donde se cercenaron derechos fundamentales de la ciudadanía con la justificación de defender la salud pública. Además acechaba la posibilidad de insconstitucionalidad de las leyes promuerte del ejecutivo socialista y podemita (eutanasia y aborto). Así que una de sus prioridades era eliminar ese obstáculo.

Según la ley del Tribunal Constitucional, éste se compone de doce miembros:

Los partidos en el Gobierno, PSOE y Unidas Podemos, registraron el 9 de diciembre de 2022 dos enmiendas a la proposición de ley de reforma de la sedición en el Código Penal, que se tramitaba en el Congreso, para desbloquear (léase bloqueo como incapacidad para ponerse de acuerdo los dos partidos mayoritarios) la situación del Tribunal Constitucional (TC) y el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

En la primera enmienda PSOE y Unidas Podemos proponían cambiar la mayoría de tres quintos que debe sumar el Consejo General del Poder Judicial en la elección de los dos magistrados al Constitucional que le corresponden, según la Ley Orgánica 6/1985 del Poder Judicial por la mayoría simple. En definitiva trataba de nombrar a los magistrados sin necesidad de ponerse de acuerdo con la oposición. Y, además, establecían un plazo para esa elección que, si los vocales incumpliesen, podría acarrearles responsabilidades de todo orden, incluido de tipo penal. La otra enmienda permitiría al Ejecutivo y al máximo órgano de los jueces hacer su nombramiento aunque la otra parte no lo haga en el plazo fijado.

A petición del PP mediante recurso de amparo, el TC suspendió de forma cautelarísima la votación en el Senado de dicha enmiendas que apenas permitían el debate en el Congreso y Senado, por lo que el Gobierno de Sánchez tuvo que hacerlo por el trámite normal, por una proposición de ley.

Con esa nueva perspectiva y con los cambios legales ya en vigor, el pasado 9 de enero de 2023 se renovaron los magistrados del TC, todos ellos progresistas: Laura Díez Bueso y Juan Carlos Campo, designados por el Gobierno en noviembre, y César Tolosa y María Luisa Segoviano, elegidos por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

Lo que ha sucedido desde entonces demuestra cómo el TC se ha convertido en un órgano al servicio del gobierno, gracias a la llegada de magistrados progresistas que, literalmente, han destruido los principios básicos del funcionamiento de un alto tribunal, ignorando el principio de imparcialidad. Las decisiones del «bloque progresista» que tiene mayoría, han coincidido con puntos y comas con las leyes emanadas del gobierno. El TC ha quedado eliminado como garante de la Constitución por intervención del gobierno socialista.

A partir de aquí hay justicia de primera y de segunda, según sea la voluntad del gobierno. Es decir, no hay justicia. El ejecutivo puede así burlar todo el ordenamiento jurídico constitucional y legislar y actuar como quiera, impunemente.

Una de las sentencias más graves que este TC sesgado ha dictaminado es la referente al aborto y la modificación del Código Penal. En ellas ni siquiera se basa en la Constitución, incumple los tratados internacionales sobre la defensa de la vida del ser humano (como tantos otros países) y desprotege legalmente a todo un sector de la población: los no nacidos. Esto causará de forma indirecta millones de muertes.



Ciudadano Crítico