Está claro que el grado de cumplimiento de las promesas electorales de todos los partidos que han gobernado en el régimen de 1978 es muy bajo. No descubrimos nada nuevo.
El hecho de que los votantes sigan apoyando con su voto a gobiernos que han incumplido sus promesas de forma flagrante, hace posible que los niveles de corrupción sigan subiendo, ya que los corruptos se sienten respaldados por la ciudadanía a la que roban. Una ciudadanía que sufre de Síndrome de Estocolmo, al apoyar a quien procura su ruina y que sin duda lo hace en parte engañada por los medios de comunicación y declaraciones partidistas, alineadas ideológicamente con sus respectivos grupos de poder. Otra parte no sólo acepta el engaño sino que lo fomenta y alienta, bien porque se beneficien directamente de esa corrupción, o porque su fidelidad emocioal a la ideología es total.
Repasemos, pues, promesas y hechos de los últimos años (es decir, relativas al actual gobierno de Pedro Sánchez).
(Sección en elaboración)